jueves, 28 de mayo de 2009

otro héroe de a pie.-

2009. 9. Múltiple de tres. Año de trilogías, de aquellas que se recordarán y que convertirán a 2009 en cualquier cosa menos en unos de esos años que caen en saco roto. Trilogías que se explicarán de mayores a pequeños con la coletilla de yo estuve allí. Trilogías que se recomendarán y que atravesarán la barrera de la ficción para ser un mero intento, frustrado, de la realidad. Trilogías a modo de despedida para que el adiós sea menos duro. Trilogías... trilogías que, algunas, formarán parte de la historia. O la historia se empezará a forjar a partir de ellas. Esta es, precisamente, la historia de un club. La historia empezó a escribirse muchos años atrás, pero la verdadera se rubricó ayer, en una ciudad eterna. Una ciudad donde una fuente alberga miles de deseos, además de miles de monedas. Una ciudad donde las escaleras siguen siendo fuente de inspiración. Donde lo efímero no tiene cabida porque, en esa ciudad, se respira eternidad.

La misma ciudad donde el hombre del traje negro se erigió como héroe. Pero un héroe de aquellos que valen la pena, de aquellos que son conocidos como héroes de a pie. Son los que quieren pasar desapercibidos, crecen entre dosis de humildad y perseverancia y no les cuelgan la etiqueta de héroe por casualidad. Pero, de entre todos, sobre todo es héroe para dos o tres pequeños. Aquellos que, a lo mejor, reciben de él el siempre esperado beso de buenas noches. Para ellos no es el hombre del traje negro, pero sí un héroe. Además, creerán que, en realidad, sólo es héroe para ellos. Pero la historia no elige a los protagonistas. Simplemente les coloca, a veces por casualidad, en el mismo plano de actuación. Y allí se encontraron, sobre una alfombra verde impecable, el hombre del traje negro y sus chicos. Aquellos en quienes creyó y a quienes dio el voto de confianza que muchos les negaban. Por suerte, alguno puso cabeza y le dio la razón al héroe.

Roman Cavalry choirs are singing*

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