domingo, 11 de julio de 2010

sudáfrica 2o1o.-

Hace justo un mes que África empezó a estar en boca de todos. El motivo, un bendito deporte. El fútbol. Hace escasos minutos ha acabado una de las más bellas competiciones. Ha necesitado más de 90 minutos pero no la crueldad de los penaltis. Una competición imprevisible, como siempre. Caprichos del fútbol. Los dos equipos de la final sólo han perdido un partido durante el campeonato. Unos perdieron el primero. Y fueron duramente criticados. Otros, perdieron el último. Y serán los eternos segundones. No hay nada como saber enmendar los errores y, en una calabaza de inmensas dimensiones, alzar cinco kilos de oro que hablan por sí solos. El broche de oro a un gran mundial. Los mejores del mundo. Siempre he pensado que es una etiqueta con demasiada fuerza. Lo mejor del mundo. No hay nada más por encima. La victoria de un equipo siempre va ligada a un lugar y un año. Es con lo que me quedo de esta edición. España-Sudáfrica-2010. En 2005 pisé, durante escasas horas, la ciudad de Johannesburgo. Semanas más tarde me perdí por una de sus reservas observando la inmensa sabana. Un puente que cada año volvería a cruzar para llegar a unas tierras bellísimas y mágicas. Hace justo un año volví a esa misma reserva. Pero entonces me perdí observando una de las mejores puestas de sol de todas las que he podido ver en África. La esencia de un continente reside en cada momento que vives allí. Me enamoré perdidamente de aquellas tierras y, antes de regresar, ya pensaba en volver. Puede que muchos olviden qué representa Sudáfrica. Que no sepan cuándo acabo el apartheid o cuándo liberaron a Nelson Mandela. Sin embargo, muchos recuerdan la final de la Copa del Mundo de Rugby entre Sudáfrica y Nueva Zelanda de 1995. Con esta Copa del Mundo de Fútbol ocurrirá lo mismo. Es la primera parte del agradecimiento que se le debe a este gran continente. Una vez, alguien me dijo (alguien que recuerdo perfectamente) que la cuna del humanismo estaba en África. Hoy se ha cerrado un mes donde muchísimos españoles han conocido una nueva realidad. Pero, sobre todo, donde han convivido con personas que nunca han dejado de sonreír. Me gustaría que alguien les mostrara las imágenes de hace escasamente un mes. Las caras eran de respeto al nuevo país, de respeto por estar rodeados de negros, por ser ellos los diferentes. En estos últimos compases casi no existe diferencia entre blancos y negros y los que, seguro, recordarán para siempre esta experiencia, tendrán a Sudáfrica muy presente para siempre. No es un tópico. Es lo que ocurre cuando viajas a un territorio mágico. Te seduce para siempre. Hace un año, por estas fechas, preparaba el viaje de regreso a una preciosa aldea desconocida para el mundo. Este año, espero tu regreso. Tú, que has encontrado la esencia de África. Cinco semanas dan para mucho. Sobre todo para darse cuenta de que te fuiste con 33 motiv0s pero volverás con muchísimos más. Has superado el reto con nota, con mucha nota. Pero sobre todo por mostrar África, por mostrar las realidades paralelas al gran acontecimiento. Cinco semanas que también han dado para echarte mucho de menos. El año pasado fueron seis. Este año, cinco. No sólo el fútbol vive de caprichos. La vida también. Dos veranos diferentes pero, en realidad, iguales. Separados por la misma distancia y esperando el reencuentro. Pero este año, aún más. Desde el primer día rompiste las distancias y te juntaste con lo bueno del país. Los niños. Paseaste y visitaste lugares que jamás olvidarás mientras la mayoría sólo se fijaba en las danzas y colores de las vestimentas. Pero hay más. Hay SIDA, hay niños huérfanos… y hay niños que peinan, niños que juegan al fútbol. Hay días que se hacen eternos porque no consigues quitarte una imagen de la cabeza. Y no por ser imagen sino porque tú estabas allí mientras sucedía. Ahora tenemos algo más en común. Y este algo más nos hará aún mejores. Habrá noches de verano que sólo hablemos de África. Noches donde me explicarás todo lo vivido. Días que estarás en otro mundo porque pensarás en todo lo que llevas en la mochila del recuerdo. Y, para todo esto, queda p0quísimo. Pero hasta que no estés aquí te seguiré echando de menos. Ya está. Un Mundial que has hecho tuyo y que nunca, nunca, olvidarás. Tu primera estrella no la podías conseguir bajo otro cielo que no fuera el de África. Ya sabes, todo principit0 se enamora de África. Ahora sólo nos queda un verano donde los dos estemos en las mismas tierras africanas. De momento, espero tu regreso. Fins aviat!
T vull*