miércoles, 31 de diciembre de 2008

adiós Ocho.-

Sigilosamente se va. Unas horas de vida y Ocho dice adiós. A lo mejor en contra de su voluntad pero es lo que tienen los años; sólo sirven unos 365 días. Luego ya son algo desechable que algunos querrán recordar y otros, olvidar.
Ocho ha servido para mucho. Han sido viajes, todos ellos con M. Inviernos y reencuentros a la milanesa. Mares a la malagueña. Y veranos con un cierto aire madrileño y menorquino.
Ocho ha sido testigo del final de un tercer curso... y principio de un cuarto. Ha visto cómo toda la teoría se tenía que llevar a la práctica, y el primer trabajo en el mundo de la comunicación por fin llegaba. Tal fue el placer que a finales aún sigue inmerso en el trabajo de comunicación, pero ahora con cierto toque deportivo.
Ocho conoció cuánto se puede echar de menos y cómo se puede estar de cerca del último continente descubierto. Ha sido consciente de los alti bajos de los mortales, de los avances y retrocesos, de las alegrías y tristezas. Ha dado a conocer nuevas caras, nuevas gentes, nuevas personas. Algunas que empezaron a ser conocidas para convertirse en imprescindibles. Otras que ya lo eran para corroborar más la unión. Lo que no ha traído ha sido ese ser especial. Pero a lo mejor le ha pasado el encargo a Nueve, y él sí que lo trae.
Ocho ha sido echar de menos, otra vez. Como de costumbre desde que Cuatro empezó. Han sido decepciones, frustraciones, altercados, enfrentamientos. Pero también largas tardes de café, risas sin fin, chicas por doquier y noches que hacen del mundo un lugar acogedor.
Ocho ha sido, como siempre, femenino.
Ocho ha sido descubrir el dibujante que dormía esperando que nadie le despertara hasta que, por casualidad, un día, Och0*, lo descubrió.
Ocho ha sido una lucha constante contra el pesimismo, aunque se plantea seguir en Nueve y en todos los que vengan.
Ocho ha querido mostras sueños que se pueden cumplir, sueños que dan aire a una vida asfixiada.
Ocho ha preparado el terreno para que Nueve sea el año.
Ocho se acaba. Se va. No sé porqué puerta. Pero seguro que los mortales, suficientemente capacitados, sólo de vez en cuando, sabrán qué olvidar y qué recordar para siempre de Ocho.
Adiós Och0... y gracias*

viernes, 26 de diciembre de 2008

la necessitat de les paraules.-

La subtilesa de les paraules es perd quan arriba una certa època. Es tornen fosques i fereixen. Són l'element principal de la desfeta dels cossos. Totes desprenen un cert aire de negativitat, s'apropen a la realitat i escriuen històries per recordar. I això és el que dota de bellesa tots els mots emprats; recorden. Sovint llegeixes però moltes més rellegeixes. Recordes el bon gust d'aquella història, l'aroma que desprèn aquell relat i l'essència d'aquell conjunt narrat. Són joies que alguns obliden i altres s'esforcen per tenir presents. I quan això ocorre, és indiferent que les paraules siguin optimistes o no. Quan rellegeixes, l'únic important és recordar, gràcies a tot el que hi ha escrit, la sensació d'aquell dia exacte, els sentiments que es van despertar un matí de març o la impotència d'aquella nit d'hivern. Aquesta és la màgia. Quan s'utilitzen correctament, les paraules són un regal als ulls de qui les saben apreciar.


En canvi, és molt millor quan les paraules es converteixen en un regal pel cor. A vegades s'aconsegueix quan llegeixes aquella frase d'algú que et fa reflexionar. Quan veus el desig d'un nen escrit en un simple tros de paper. Quan desxifres les ratlles d'algú que no sap escriure però saps què volen dir. En aquestes ocasions, les paraules no són només un regal pel ulls, van més enllà. Es recorden per sempre perquè han quedat gravades en un cor que necessita nutrir-se d'elles. Però quan les paraules surten d'un mateix, això no es pot explicar. La necessitat d'escriure i escriure. Tanques els ulls i imagines la primera frase del text però, sobretot, l'última. Alguns deien que el principi és important; d'altres, el final. Jo crec en un final. Potser la tendència negativa a que tot acaba i que poques coses comencen, per això el final guanya.


Aquest desig incandescent que mai s'apaga, els projectes a llarg termini d'un munt de pàgines relatades, els primers intents de contes... És apassionant. Però es necessita molt més que passió i vocació. Es necessita saber... i d'això encara estic lluny. Tot just abans de començar, havia imaginat aquest text. No sabia com començar, però sí com acabar-lo. Volia donar-li un cert aire però no he estat capaç. T'adones que vols fer molt amb elles però se't resisteixen. T'agradaria que parlessin per elles soles, que la construcció de la frase fos fàcil i tendre. Que el conjunt fos pletòric. I, sense capficar-te en el que has anat escrivint, veus que t'allunyes de la idea original perquè no en saps més. Només que les paraules són el refugi per unes mans que anhelen companyia i un cor maltractat. Però aquest cor sempre gaudeix quan escriu.


Algú ja es va adonar de la vida secreta de les paraules*

miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿tú tienes navidad?

En mi ciudad hay luces de colores colgadas en las farolas y balcones. Todo adopta cierto color verde y rojo. Dicen que es tradición. La gente se reúne y se vuelve más tierna. Dicen que vivimos en una época del año especial, donde los sueños se cumplen. Los niños están constantemente ilusionados con tres hombres, que llaman Reyes Magos y que siguen una estrella. Ves, me parezco a ellos. Yo también sigo una estrella. Así que más te vale que la dejes encendida, y estos días con más razón. No te creas que ahora te echaré más de menos. Siempre te añoro de la misma manera. Pero estos días sí que son más duros. Creo que los recuerdos se amontonan y no los puedo digerir como querría. Estos días todo se complica más. Y todo se tiene que vivir con una sonrisa implantada, una ilusión falsa y unas ganas enorme de que enero pase rápido. Tu mes, mi mes, nuestro mes. Nuestro último mes. Y otra vez ya está aquí. Día uno. Nuevo año. Un nuevo año para ti y para mí separados por la imposibilidad de volvernos a reunir. En casa te echamos de menos. Huímos. Nos vamos. Afrontamos el día como podemos, pero nos dejamos vencer y nos vamos. Esperando que llegue enseguida un día normal y corriente y que en la ciudad donde vivo se acabe todo esto que llaman Navidad.

te quiero papá*

domingo, 21 de diciembre de 2008

cuando Nunca es optimista.-

El tiempo es el enemigo público número uno de cualquier mortal. Y no por encontrar lo eterno o vencer lo efímero. Lo es por el nunca. Adverbio que proyecta dolor en cada una de sus letras. Ni un ápice de ternura. Nada. Nunca es cruel. Valeroso fue Peter Pan cuando decidió vivir en Nunca Jamás. O Proust venciendo a la ciencia y escribiendo su En busca del tiempo perdido. Nunca volveré a sentir, nunca volveré a ver, nunca volveré a escribir, nunca cruzaré esa puerta, nunca venceré, nunca volveré a hablar con ella, nunca... nunca... nunca. Ya está. Esa es la cuestión. Plantearse la situación con el nunca delante. Sólo entonces la reacción será la correcta.
Dentro de su cabeza, las palabras chocaban entre ellas pero siempre se ordenaban de la misma manera. Nunca volvería a hablar con ella. Se había planteado muchas maneras de empezar, varias para seguir y algunas para acabar. Pero no encontraba la fórmula exacta para destapar lo que podía ser la caja de los truenos o el cofre de los abrazos. Sin embargo, aquella tarde que se llenaba de soledad por momentos, al fin se dio cuenta de cómo podía acabar toda aquella historia. De la peor manera posible y de la única que no se había imaginado. Qué estaba ocurriendo. El tiempo entre ellas se había sucedido tan rápido que la distancia se había hecho demasiado larga. Suficiente como para dudar en si reaccionar o seguir como hasta ahora. Pero esa tarde apareció el nunca.
Dolió. Y mucho. Se clavó en algún rincón del cuerpo. En realidad, esa sensación se rompió en mil pedazos y se clavó en todos los poros de la piel. No, no podía suceder. Eso sí que no. Por suerte, esa misma tarde el nunca se tornó en algo agradable porque apareció el nunca te olvidaré. Y el curso que todo iba tomando cambió drásticamente. El capitán del barco giró el timón y empezó una nueva ruta. Allí, nunca era agradabley tierno. Y es que aquella tarde encontró el nunca te olvidaré, nunca te podré agradecer lo que hiciste por mí, nunca estaré a tu altura, nunca sabré cómo compensarte, nunca... nunca... nunca.
Y es que a veces, los mortales preferimos darle la culpa al tiempo. Pero, en realidad, sólo depende de nosotros mismos. Es cierto que todo lo pasado ya lo habéis perdido, pero daros cuenta de lo que habéis recuperado. Puedo imaginaros, a las dos, con una sonrisa de oreja a oreja e intentando inventar abrazos virtuales o telefónicos. Una sostiene un marco entre las manos, la otra puede que esté ojeando un libro con historia propia.

Mai deixarem perdre tot el que vam construir*

sábado, 20 de diciembre de 2008

una vida de película.-

Hay libros que tienen frases para recordar; las películas, imágenes para la posteridad. La gran pantalla se encarga de quitar la pesada carga de la imaginación y darle vida a los pensamientos internos que cada uno distorsiona para que la realidad sea un lugar mucho mejor donde vivir.
Hay ocasiones en que una noche nocturna se convierte en imperfecta cuando sólo existe una película. Puede ser extraña, a veces para olvidarse de alguien e, incluso, para descubrir lo que hay más allá.
Algunas protagonistas responden al nombre de Elizabeth, y poseen una abrumadora belleza. Otras son tiernas como Sam, que sólo quieren hacer algo original. Ellos, en cambio, acostumbran a ser caballeros oscuros, tienen por nombre tres dígitos o tienen en su vestuario un sombrero como algo fijo. Así son los personajes de ficción, aunque a menudo plagian frases de mortales.
El séptimo arte tiene la capacidad de describir una vida en 65 minutos, tentar a jóvenes a ser capaces o domar al indomable. Nos habla de vacaciones hechas a medida o venganzas que se acaban convirtiendo en declaraciones de amor.
Pero lo mejor de este arte son los diamantes en bruto. Aquellos que quedan relegados al olvido pero que, en realidad, son el principio de un todo. Muchos no recuerdan a Mufasa ni a los niños que algunos han acabado perdiendo. Pues cometen un gran error. Pero junto a todos ellos, que se guardan con un grato recuerdo, aparecen los noveles. Aquellos peces grandes que consiguen que creas que la inmortalidad de un hombre es posible o besos eternos con sabor a arándanos y helado de vainilla.
Y es que la esencia del cine reside en darse cuenta de que la ficción no está tan lejos de la realidad; a veces los protagonistas piensan como los espectadores.


Las películas son la ciencia del sueño*

martes, 16 de diciembre de 2008

el punto y final... que aún está por escribir.-

El apoyo no es más que algo efímero que, de tan efímero, ni existe.
¿Dónde estás? Te echa de menos. No a aquel que perece por siempre jamás, sino al otro que un día se fue diciendo adiós, y nada más. Siempre tuvo claro que la caducidad les llegaría algún día, pero el día sobrevino de golpe y digerirlo fue difícil. Se convirtió en una lucha interna que acabó con su persona pero que al final consiguió vencer.
Después de todo aquello, ¿sabes qué ha quedado? Nada. Un cuerpo que ya no te desea pero que te echa de menos. Y eso es mucho peor y duele más.
Existe un saco lleno de recuerdos, momentos únicos y un sinfín de acciones que derivaron en lo más bello jamás vivido. Es por eso que te echa de menos. Del todo se pasó al nada dejando a un lado el un poco. Imposible contarte algo porque no sabe dónde estás. En realidad sí, pero la distancia parece mucho más larga, y sobre todo, muy complicado hacer que disminuya.
Pero sólo pide un rato. Un rato que se acabe convirtiendo en una costumbre y en recuperar el tiempo perdido. Sólo quiere la posibilidad de que la conversación racional no sea una utopía; como tantas que ya existen.
Atrás quedaron los reproches pero enfrente está la desgana que propicia una situación incómoda. ¿Por qué no acabáis con todo esto? Es un juego de niños, pero estúpido. De los que no vale la pena jugar. Donde lo que prevalece es que uno de los dos se deje vencer para empezar, otra vez. Pero ahora, diferente.
¿No estáis cansados ya? Madurar, chicos, madurar. Seguro que todo es más sencillo de lo que vosotros os pensáis pero, eso sí, empezar los dos. Luego ya sumaréis, pero dar el primer paso vosotros.
Yo conozco a alguien que realmente se muere de ganas por volverte a hablar. Creo que lo empieza a necesitar de verdad. Yo, mientras, puedo seguir escribiendo párrafos y párrafos... pero vosotros ponéis el punto y final a la historia que desencadenó en horrible para empezar un nuevo capítulo.
jo només demano poder parlar amb tu... com abans*

domingo, 14 de diciembre de 2008

un corazón helado.-

La historia, dicen, y algunos corroboran, es algo cíclico. Aquello que ocurrió una vez vuelve a suceder. Años per medio, pero el mismo desenlace. Somos vividores de una repetición constante. Algunas se suceden a más velocidad que otras. Y ahora vuelve a ser el turno de la carta a los Reyes Magos. Sé de alguien que pide, por adelantado, que vuelva. Y si no es posible, que los reyes traigan febrero en seguida, que no se tengan que suceder de uno en uno los días de enero. Y, consciente de la imposibilidad de ambas cosas, sólo escribe, mientras se resigna, en un trozo de papel aquello que querría pero que matiza con el final amargo aunque sé que es imposible.

El frío trae consigo el corazón helado que durante el año vive enterrado en algún lugar, y del que sólo se atreve a salir el día 1, porque el cuerpo que lo albergará se lo permite. Sólo 1 día cada 30 ó 31. Y es que no puede vivir eternamente en la misma cueva. A lo largo del año es rechazado por muchos y sólo muy pocos consigue que entre en calor. Este corazón casi dejó de latir una tarde de febrero. Cuando el cuerpo que lo recoge piensa en ello se estremece de pies a cabeza. Ahora piensa qué haría sin ese corazón y se alegra de que no cometiera tal atrocidad. Aquello hubiera sido la solución fácil, directa y drástica. Pero el razonamiento, que a veces le gana la partida al corazón, se alzó victorioso de aquel dilema. Y el corazón tuvo que resistir todo aquello de lo que quería huir. Pero dicen que los caminos complicados son los que más llenan, y tienen razón. El corazón sigue estando helando, pero aún se pueden escuhar sus latidos.

A menudo són lentos y melancólicos. Otros son más valientes y se atreven a alzar el sonido. Pero la mayoría denotan una añoranza permanente, de aquelles que duelen. De vez en cuando un latido se metamorfosea y se convierte en una lágrima, otras, en un grito y algunas en un viaje sin destino. Sean como sean, esos latidos se reconocen en cualquier parte del mundo porque tienen una marca especial. Si pudieran, estos latidos compartirían un sólo cuerpo con el fin de recuperar a otra persona. Pero si Klaatu no puede resucitar al papá de Jacob, ¿cómo se va a compartir un sólo latido en dos cuerpos?

En cada copo de nieve, en cada bocanada de aire, en el primer resquicio de sol invernal... en cualquier rincón de invierno vive el corazón helado que, aunque invierno acabe, él no entra en calor ni en verano. Si alguien lo encuentra, no le culpe, tampoco le intente entender, tan sólo déjele que avance. Y es que el corazón estará haciendo el recorrido del cuerpo inerte al cuerpo que lo acoge.

Corazones en invierno*

lunes, 8 de diciembre de 2008

las letras del dibujante.-

Y hoy es el día en que la historia perfecta se convirtió en cuento. La libreta negra, virtual, por fin se convirtió en algo material. Rebosa letras de un puño cansado pero al que le ha encantado releer veintidós historias pasadas. Todo empieza con la descripición, pero sin ilustración, de los dos protagonistas. La percepción que tienen mútuamente el uno del otro. Los héroes y los superpoderes, los villanos inexistentes pero que en su día marcaron unas viñetas del cómic. Pero no no, el trabajo se ha hecho con esmero para que nada se filtrara en el cuento de ellos dos. El mejor capítulo es el del ret0; la capacidad de los dos junta. Un regalo. Pero sólo para ellos. Y todo para conseguir la eternidad de lo que tiempo atrás empezó. Pese a que el perfume de la musa fue pasajero, y mucho mejor así, la esencia de aquello siempre permanecerá. De la misma manera que el sol siempre estará presente. Y es que todos los días hay una puesta de s0l. Y yo sólo quiero que todo continúe y poder escribir desde la distancia, todo aquello que los dos personajes del cuento sigan viviendo. Porque, a diferencia de Peter Pan, ellos crecerán. Mim y dibujante se harán mayores, pero espero que recorran, aún, un largo camino juntos. Que sean paralelos, que no se crucen en un mismo punto, cada uno su línea paralela pero cerca, siempre cerca. Y es que si miráis estas líneas hacia el horizonte, os daréis cuenta de que parece que en un punto del infinito se junten. Es lo mejor. Estarán unidos, pero cada uno por su camino.
Sempre he tingut debilitat pel s0l*
s w e e t 2 2*