miércoles, 27 de agosto de 2008

bienvenida a casa.-

JUEVES 14 DE AGOSTO

Es apabullante pasear por las calles de Madrid. Respirar un nuevo aire y dejar brotar los recuerdos; los más infantiles, crueles y románticos. Pero, sobre todo, imaginar los recuerdos futuros. Son muchos los que tienen una pequeña porción en Madrid, en mi Madrid. Anhelar durante meses una escapada a la capital que por fin se confirma. Volver a recorrer el paseo del Prado, degustar los rincones más poéticos del Retiro y una visita fugaz, pero suficiente, a Toledo. Escribir desde tierras madrileñas aporta inspiración y una renovación a mi persona y, sobre todo, unas ganas enormes de volver a sentir Madrid. Una larga estancia y volver a ser alguien en esta zona. Y es que esta ciudad siempre serán paseos eternos por el Retiro con papá, escapadas con mamá y risas sin fin con Guillermo. También es el último viaje que hicimos antes de la gran batalla final, contigo fue nuestro viaje de dos y para dos y, a partir de hoy, un viaje de la di0sa griega y mío. Impregnarnos de arte, gozar con los grandes pintores, observar durante un largo rato el entierro del conde Orgaz del Greco... Fotografiar todo aquel rincón que propicia inspiración para escribir cuatro palabras mal forjadas y que no consiguen plasmar el verdadero sentimiento de ilusión. Pero aquí estoy, otra vez. Pero va a ser diferente, como siempre ocurre. El enésimo viaje al origen de mi vida. Esto, a menudo comporta realizar un leve balance de todo lo que he vivido. Siempre arriba y abajo, nuevos lugares y nueva gente, pero siempre una misma vida. De todos los lugares tengo un recuerdo imborrable y, por supuesto, personas imposibles de olvidar. De la estancia en paisajes gaudinianos retengo las mejores amistades, y poder mostrarles una parte de mi vida es un sueño. Estos días, la privilegiada es la di0sa griega. Pausible, femenina y encantadora, derrocha tranquilidad allí por donde pasa. Ahora que ha conocido la felicidad casi absoluta, y digo casi porque no creo que exista la total, es más que una grata compañía; es la companía. Me encanta que sonría, que disfrute viendo arte, que ame el arte, que lo haya convertido en su pasión. Creo que aquí todo es más fácil, pero echo de menos a tres o cuatro. Sé que en estos lares siempre resistirá algo de mí.

Bienvenid0s a mi Madrid*

jueves, 21 de agosto de 2008

vía libre.-

Se despide. No sé si por y para siempre, pero sí hasta dentro de mucho, hasta que algo vuelva a recuperar el sentido perdido. Un sentido que se ha convertido en nefasto, en un lastre imposible de vencer, en una necesidad de desafiar. Quiso desafiar la gravedad y enseñarle que podía levantarse de todas las caídas, pero para ella la gravedad es mucho más. No es una fuerza inferior, para ella la gravedad es la fuerza de la superioridad ajena que reposa sobre sus espaldas. Se hunde, si no es que se ha hundido ya. Un último golpe. Una última desilusión. Todo lo necesario... perdido. Su cabeza se ha convertido en un campo de minas; cualquier pensamiento acaba en una explosión dañina, un recuerdo que muere y un vacío que cada vez se hace más grande. Un kalashnikov ha sido el encargado de disparar y aniquilar cualquier situación vivida. Un duro lavado de cerebro, pero necesario para su alrededor. Está en sus manos y, pese a no querer, lo escoge. Adiós a cualquier resquicio de aquella historia, de la mejor. A ella no le dañaba la situación, pero todo ha cambiado, y alguien tiene que partir. Pensó que la incompatibilidad no existía, pero estaba equivocada. El último desgarro.

Nunca supo cuando empezó, pero se dio cuenta de cuándo era necesario y, sobre todo, de cuándo era imprescindible. Durante mucho tiempo fue un perfecto desconocido que estaba ahí, pero al que nunca llegaba. Sin saberlo, ese día llegó y, a partir de entonces, se convirtió en necesario. Y luego dio paso a ser imprescindible. Hasta hoy. Ya no puede, ni debe, ser imprescindible para ella. Una vez se sobrepasó el límite, y fue entonces cuando todo adoptó la perfección. Pero la perfección, además de poco probable, cuando se consigue es efímera. Y ahora se da cuenta de que se está perdiendo. Pero lo acepta, mientras dibuja una leve sonrisa, sabiendo que esto es la perfección para otros. Al principio pensó que sería tan sólo un hasta pronto, pero la observo y retengo sus expresiones tristes; esto está más cerca de un adiós, pero con un posible reencuentro.

Ya no quiere escribir ni dibujar. Le da lo mismo sonreír que mostrarse arisca. Poco importa lo propio y lo ajeno. Sólo quiere viajar e irse. Volar lejos. Formar parte de otro lugar y, desde la distancia y con distancia, recordar aquel hér0e que un alguien inventó un día. Pero el dibujante se equivocó. El único poder de aquel héroe era, ha sido y será la vulnerabilidad. Un interior destrozado conlleva la recaída inminente y supone una solidez imposible. Cuelga la capa y olvida el traje. Ha regresado y, con ella, las noche sin dormir. Esta mañana, entre sueños sin cumplir y pesadillas cumplidas, el sol no ha salido. Un amanecer sombrío.

No hi haurà més postes de sol*

viernes, 8 de agosto de 2008

sweet agosto.-

Otra vez me tienes por aquí. Pensabas que me olvidaba... pero no. Hoy sigue siendo tu momento; ocho de agosto. Días atrás compré un libro pensando que quedaba poco para llegar a tu día, y ayer por la noche lo miré durante un largo rato. Era estúpido. Tenía un libro entre las manos, tu regalo. Pero hoy lo he tenido que desenvolver yo y yo seré quien lo lea. Muchos pensarán que estoy loca, que me niego a olvidarte y eso no puede ser bueno. Pero no saben nada. Me encanta pensar cada día en ti e imaginarme cómo sería todo si estuvieras conmigo. Me lo puedo permitir porque tengo muy asimilado que jamás te volveré a ver, pero necesito engañarme y sentirte más cerca de lo que realmente estás. Creo que eso es lo que me ha dado vida en los últimos meses. Atisbo un futuro próximo, aquel que muchas veces idealizamos los dos. Ya no está tan lejos. Me da muchísima rabia que todo te lo tenga que escribir, pero algo está ocurriendo. Y es bueno. Vuelvo a sonreír papá.

Hace meses, uno de mis regalos a los que más quiero es un pequeño texto. Tú también tendrás este regalo. El libro me lo quedo yo, pero para ti mi relato. De todos, eres el más privilegiado. Eres el protagonista de la mayoría de mis neuras escritas, eres uno de los que consigues que escribir sea algo sencillo y, de todos, eres a quien más necesito escribir. Es una de mis maneras para notarte aquí, justo a mi lado. Este año, hoy habría sido un gran día. Hubiéramos paralizado todo para estar puntual delante de la televisión y mirar la inauguración de los Juegos. Hoy han empezado las Olimpiadas. Y te he echado de menos. Cada día, por pequeño que sea el motivo, te echo de menos. Pero los juegos, el deporte en sí, la mayoría de recuerdos que me traen están ligados a ti.

Espero que estés bien, que de vez en cuando pienses en mí y que a menudo recuerdes a Guillermo. Hoy también te echa de menos. Y ayer y mañana. Es perenne este sentimiento. Pero sonreímos. No sé qué ocurre, pero me vuelvo a sentir bien. Y gracias. Gracias por todo lo que me diste, por cómo me configuraste, siempre dejándome un margen de maniobra pero enseguida supe que en ti tenía un ejemplo perfecto a seguir. Te llamé héroe... a mi me llaman héroe. Mi regalo, un quererte permanente, por muy lejos que estés. Un echarte de menos constante porque no volverás. Un agradecerte siempre todo lo que hiciste por mi, por nosotros. Un pensarte siempre, porque me da vida.

Sweet 08.08*

jueves, 7 de agosto de 2008

acabé ganando.-

Una mirada perdida, unos ojos que atisban la tristeza, unos labios que odian la soledad, unas manos que ya no acarician y un cuerpo que no siente el calor. Un espíritu que solloza pero no sabe porqué. Se debate entre lo ganado y lo perdido. El camino vencedor no tiene nada que ver con el vencido, por lo que es difícil escoger. La mente no es capaz de racionalizar qué es mejor. Intenta hacer un balance pero no puede. Merodean recuerdos muy ligados a ellos d0s que huyen cuando s0les, di0sas, y 0scuridad se empiezan a dibujar en la noche. La penumbra de las 365 noches pasadas han sabido a muy poco. La espesura del anochecer caía sobre aquel cuerpo sin ningún tipo de remordimiento. La destrucción permanente, noche tras noche. No había nada bueno de aquello. Había llegado, otra vez, la enemiga amiga; soledad estaba cerca. El aniquilamiento de un ser. El pozo más profundo. El camino sin salida.

Déjenme que aproveche este día para explicaros una historia; la historia. Todo empezó cuando Lluvia se apoderaba de la noche y Adiós hacía mella entre ellos. A partir de entonces, Desesperación vivió un tiempo con Soledad. Rabia llegaba unos días pero partía cuando veía llegar a Impotencia. No podían estar bajo el mismo techo porque la mezcla podía ser mortal. Tristeza permanecía cada noche sentada en la cama mientras que Sonrisa intentaba buscarse un hueco en Pesimismo. Y Superación quiso entrar a formar parte del juego, pero trajo consigo la Frustración. Era un fitty fifty. Y entonces se plantó Pasotismo para poner fin toda a esta historia. El Pasotismo llegó con Ilusión, que acabó cuando Valor se encontró con Cobarde. El mundo se había vuelto loco y vivieron muchos meses inmersos en el caos absoluto. Pero, un día, llamó a la puerta Amistad, pero no la suya. Y se acabó todo.

Aquel día, aquel cuerpo que iba camino de ser inservible después de haber sido utilizado sin cuidado, descubrió lo que realmente vale la pena. Aquella noche, hace hoy un año, pensó que se acababa el mundo. Tardó muchos meses en darse cuenta pero, aquel adiós le mostró que la amistad es lo mejor que existe. Querer sin dañar. Es perfecto. Retomar los momentos de chicas e incluir a un dibujante. Ellos son los que le trajeron realmente la superación, las ganas de luchar por vencer, de encontrar un optimismo perdido. Sí, realmente es consciente de que ha ganado más de lo que creía haber perdido.

Aquest diàleg, que torno a convertir en monòleg com molts altres que havia escrit, aquest darrer diàleg és per dir-te que siguis feliç. Fa temps que vaig deixar d'estimar-te, em va costar però ho vaig aconseguir. Però, per molt que ho intenti, mai deixaré d'apreciar-te. I sé que, amb el temps, quan et vegi, et pensi o parlin de tu, seré capaç de somriure recordant tot el que em vas fer viure. Gràcies.

Y mientras escribo, sonrío*

viernes, 1 de agosto de 2008

te llevaste agosto.-

Llego tarde, pero no demasiado. No podía darle la bienvenida a mi agosto personal y fatídico sin ti. Hoy sumamos 55 días cero, 55 meses. Es demasiado tiempo sin ti, y el cuarto agosto que no estás. Y, por eso, desde hace días, me embargo de recuerdos veraniegos contigo. Me acuerdo de que siempre nos quedábamos en casa y posponíamos las vacaciones en la playa hasta septiembre... A ti no te gustaba la playa y yo creo que lo he heredado. Algas, arena; yo sólo quiero sol. Pero tranquilo, que entre el sol, que no s0l, prefiero las estrellas. Seguro que si te tengo que buscar, te encuentro antes entre los astros pequeños que entre el gran astro. Nuestros agostos. Siempre nos escapábamos a Madrid y paseábamos por el Retiro. Era nuestro tiempo, el de los cuatro.

Pero no hay ninguno como el de cinco agostos atrás. Era la celebración de la gran victoria contra la gran guerra, pensándonos que sería definitiva. Me dijiste que ese verano lo íbamos a recordar para siempre; y no te equivocaste. Nunca lo olvidaré, y no porque fuera el último. Disfrutamos como enanos. No hicimos nada sorprendente, pero fueron tres semanas intensas donde sólo teníamos cabida nosotros cuatro. Soñé que todos los veranos fueran como aquel, pero me equivoqué. A partir de entonces, agosto es un lastre en mi vida que intento superar con creces, pero que influye demasiado en mi ser, y de manera inconsciente. ¿Te acuerdas cuando pedimos que nos dejaron ver la fórmula 1 porque Alonso iba a ganar en Hungría? Nos imaginamos sentados en el sofá, viendo los juegos olímpicos de Atenas. Pero no, para entonces ya no estabas. El próximo viernes, un día para olvidar desde que no estás, empiezan los de Pekín. Era genial sentarme en el sofá y escucharte hablar de todos los deportes habido sy por haber. No sé cuando fue, pero entiendo perfectamente a qué se debe mi pasión por el deporte. Un día te pondré al día de cómo está el panorama deportivo. Un día, también, espero poder escribirte y decirte que estoy cubriendo unos juegos o un mundial de futbol. Y todo lo que un día imité, que sea realidad.

Pero hoy sólo quiero decirte que te quiero, y que te echo de menos. Y que olvidarte es como imposible. Cada día estás más cerca y, sobre todo, más presente en todo lo que hago porque, cualquier cosa, conlleva pensar en ti. Y me gusta. Me gusta recordarte y pensarte, imaginarte y hablarte. Y sobre todo, escribirte. Pero odio echarte de menos. Allí donde estés, espero que estés bien. Yo te llevo a buen recaudo, así que la parte que dejaste en mí está perfectamente cuidada.

¿Dónde está los agostos donde la palabra papá aún tenía sentido?*