viernes, 8 de agosto de 2008

sweet agosto.-

Otra vez me tienes por aquí. Pensabas que me olvidaba... pero no. Hoy sigue siendo tu momento; ocho de agosto. Días atrás compré un libro pensando que quedaba poco para llegar a tu día, y ayer por la noche lo miré durante un largo rato. Era estúpido. Tenía un libro entre las manos, tu regalo. Pero hoy lo he tenido que desenvolver yo y yo seré quien lo lea. Muchos pensarán que estoy loca, que me niego a olvidarte y eso no puede ser bueno. Pero no saben nada. Me encanta pensar cada día en ti e imaginarme cómo sería todo si estuvieras conmigo. Me lo puedo permitir porque tengo muy asimilado que jamás te volveré a ver, pero necesito engañarme y sentirte más cerca de lo que realmente estás. Creo que eso es lo que me ha dado vida en los últimos meses. Atisbo un futuro próximo, aquel que muchas veces idealizamos los dos. Ya no está tan lejos. Me da muchísima rabia que todo te lo tenga que escribir, pero algo está ocurriendo. Y es bueno. Vuelvo a sonreír papá.

Hace meses, uno de mis regalos a los que más quiero es un pequeño texto. Tú también tendrás este regalo. El libro me lo quedo yo, pero para ti mi relato. De todos, eres el más privilegiado. Eres el protagonista de la mayoría de mis neuras escritas, eres uno de los que consigues que escribir sea algo sencillo y, de todos, eres a quien más necesito escribir. Es una de mis maneras para notarte aquí, justo a mi lado. Este año, hoy habría sido un gran día. Hubiéramos paralizado todo para estar puntual delante de la televisión y mirar la inauguración de los Juegos. Hoy han empezado las Olimpiadas. Y te he echado de menos. Cada día, por pequeño que sea el motivo, te echo de menos. Pero los juegos, el deporte en sí, la mayoría de recuerdos que me traen están ligados a ti.

Espero que estés bien, que de vez en cuando pienses en mí y que a menudo recuerdes a Guillermo. Hoy también te echa de menos. Y ayer y mañana. Es perenne este sentimiento. Pero sonreímos. No sé qué ocurre, pero me vuelvo a sentir bien. Y gracias. Gracias por todo lo que me diste, por cómo me configuraste, siempre dejándome un margen de maniobra pero enseguida supe que en ti tenía un ejemplo perfecto a seguir. Te llamé héroe... a mi me llaman héroe. Mi regalo, un quererte permanente, por muy lejos que estés. Un echarte de menos constante porque no volverás. Un agradecerte siempre todo lo que hiciste por mi, por nosotros. Un pensarte siempre, porque me da vida.

Sweet 08.08*

No hay comentarios: