lunes, 21 de abril de 2008

Cuéntame un cuento.-


Si no es mucho pedir, me gustaría que me dedicaran un poco de su tiempo. Es un ejercicio sencillo pero que espero que les sirva para mucho. Sólo les voy a pedir que recuerden un par o tres de cuentos infantiles. No quiero ni títulos ni autores, sólo la esencia; el argumento a grandes rasgos. Aquellos que estén más ligados a su infancia, seguro que ya los tienen. Los que tienen olvidado que un día fueron niños, les habrá costado un poco más. Pero seguro que ahora ya todos tenéis vuestros cuentos merodeando por la cabeza. Y seguro que todos los cuentos tienen un final feliz.

Ahora, sigan pensando por favor. ¿Creen que el mundo sigue igual que entonces? ¿Creen que todos los niños, antes de irse a dormir, leen un cuento? Hace tiempo descubrí que no. Algunos porque en su país no tienen electricidad y, cuando se pone el sol, ya no hay más luz. Otros, en cambio, no leen porque el ruido de las bombas no les deja. A lo mejor, hasta ahora, no se habían planteado esta cuestión. Pero, antes de seguir, déjenme hacer una aclaración. Aquel que ahora empiece a sentir lástima y a pensar pobres niños, pueden dejar de leer, porque no es lo que quiero conseguir. No quiero que sientan pena, sentados en su sofá mientras leen, o tal vez sólo hojean, un periódico.

Sólo quiero que se imaginen un niño en medio de un país en guerra. Miren la fotografía, tal vez les ayuda. Es una niña en medio de soldados iraquíes. Es una instantánea de la guerra que empezó hace años. No sabemos nada de ella, pero mírenla. A su alrededor no hay nada más que color verde militar con destellos negros y marrones que pertenecen a las metralletas. El cálido vestido rosa, aunque parezca imposible, dota a la foto de una dureza indescriptible. Cuando acabe de bajar las escaleras, no sabemos dónde irá.

Pero, tenga claro que, cuando se haga de noche, no leerá cuentos. Durante el día, habrá convivido con disparos y bombardeos. Pero, por la noche, la ciudad no dormirá y tampoco le permitirá a ella conciliar el sueño. O tal vez sí. Vuelvan a mirar la imagen. Observen la expresión de su cara. No hay rastro ni de miedo ni de angustia. Está viviendo una realidad que muchos quieren obviar. Pero ella no puede elegir. A ella le toca vivir esto. Si consigue acabar con la guerra, y no que la guerra acabe con ella, crecerá con el recuerdo de una infancia rota.

Ustedes, los que aún sigan ahí, se darán cuenta de que no todos corremos la misma suerte. Verán que los cuentos han dejado de existir para muchos niños.

De mayor, quiero escribir cuentos para todos los niños*

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

A veces la gente se da por vencida y cruza los brazos ante los defectos de esta sociedad. Si cada uno aportase su grano de arena, si cada uno hiciera llegar un cuento a todos estos niños, el mundo sería distinto. Es cuestión de fe... y "algo más" q no todas las personas tienen ni saben entender.
Ya te he dixo esta mañana q un 10!!!
Ens veiem demà chicauic! Un beso... y una rosa ;)