domingo, 27 de julio de 2008

somos tuyos.-

Hola papá. Hoy te hemos imaginado más que nunca. Hemos llenado las horas del día hablando de ti, recordando todo lo vivido contigo y riéndonos de todos los que te dejaron perder. Hoy, he deseado más que nunca que estuvieras sentado en la mesa con nosotros. Esta razón sólo puede ser que nos haya venido a visitar alguien muy cercano, e infinitamente parecido, a ti. Ha entrado fumando ducados y, en seguida, el comedor ha adquirido ese olor que durante tantos años odié... pero que ahora echo de menos. Ojos claros y pelo blanco, aunque tú tenías mejor porte. Tener que verlo requiere un proceso de enfriamiento de todo mi ser para que el parecido no me juegue una mala pasada y me venga abajo sólo con verlo. Hemos estado hablando todo el día, pero lo mejor ha sido cuando me ha dicho que soy tu vivo retrato. Cada vez tengo más claro que has sido, y serás, el mejor ejemplo que he tenido. No has sido perfecto, pero para mí sí. Me encanta que me digan que me parezco a ti, porque de mayor, querría ser como tú.

Sabes que me pasaría toda la vida hablando de ti, escribiéndote y escribiendo sobre ti. Pero lo mejor de hoy no ha sido pasar las horas recordando lo mejor de los dos. Lo mejor ha sido cuando Guillermo le ha visto. Ha sido uno de esos momentos en que querría descubrir qué piensa. Estoy convencida de que lo miraba pensando en ti. Tenía enfrente a alguien igual que tú. Nunca podré saber qué sintió cuando le dije que te habías muerto, que ya nunca volverías, que no te podría abrazar nunca más. La contundencia de las palabras fue más para mí que para él, pero aquel día uno, cuando entró en casa, los dos te buscamos. Cada día miramos tu foto, te enviamos un beso y le pregunto si te quiere. Y puedes estar orgulloso porque nunca se cansa de este recital. Por eso, ayer, cuando le vimos, los dos notamos el vacío inmenso y eterno que dejaste.

En los últimos años sólo he deseado dos cosas imposibles. Consciente de la imposibilidad de cumplirlo, lo anhelo cada noche, cuando la última luz artificial se apaga y da paso a la estrellas. Deseo fervientemente volar hasta las estrellas y encontrarte por las alturas. O ir donde sea que estés para verte una sola vez más, antes del adiós absoluto. Mi segundo deseo es adentrarme en la mente de Guillermo y descubrir qué piensa. Cuántas veces dijimos que pagaríamos a un investigador para que descubriera cómo lo podíamos hacer. Queríamos saber más de Guillermo. Pero, ahora qué. Estoy yo sola, y no quiero hacerlo. Pero para saber que te echa mucho de menos no es necesario ninguna máquina ni ninguna mente brillante. Sólo hace falta decir la palabra papá y ver como mira a su alrededor. Cuando se da cuenta de que no estás me mira y, con la mirada perdida, lanza un beso. Te das cuenta, es consciente de que no estás físicamente pero permaneces en algún lugar, muy cercano a nosotros.

Te echamos de menos papá*

1 comentario:

Anónimo dijo...

suposo que aquesta es una d'aquelles vegades en les que em sento incomode i no se que dir-te... oi?
cert seria, si no t'hagués de dir que potser ara entenc unes quantes coses que fins abans de llegir el blog no entenia... suposo que això i el 8* del que no voliam parlar dissabte et tenen el cap... on tots el tindriem si estiguessim en el teu lloc.

per això, en part, ets la meva her0ina*...

pel que vulguis aqui està el teu dibuixant

un peto s0l*presi0s*