jueves, 11 de septiembre de 2008

¿qué tal por tu mundo?.-

¿Qué tal va por las alturas? Este mes aún no te he escrito, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de ti. Me imagino que ya eres consciente de que eso es imposible. Por aquí las cosas van tirando. Los tres tenemos nuestros días, algunos mejores y otros que mejor no haberse ni levantado de la cama. Estos días estoy sola con Guillermo y es como que todo duele más. Tenemos mucha más consciencia de estar solos. Él, a su manera y sin saber cómo transmitirlo, te echa de menos. A menudo le pregunto por ti y lanza un beso al aire. Sabe que no tiene dirección pero está seguro de que te llegará.

Antes de sentarme a escribir he estado apoyada en la pared de su habitación mirándolo. Me encanta mirarlo cuando duerme plácidamente. Yo también quiero tener esa sensación, pero ni cuando duermo puedo estar plácidamente feliz. Pero él sí. Y si alguno de los dos lo tiene que ser, prefiero que sea él. Alucinarías al verlo. Está más guapo que nunca. Y ya lleva veintiocho años encima, pero está genial. Se parece a ti, o a mí. No, mejor, los dos nos parecemos a ti. Eso es, seguimos tu camino. En realidad somos fruto de los dos, adoptamos lo mejor de ti y de mamá. Guillermo, además, tiene su toque especial. Yo sí que soy una mezcla de los tres. Qué placer. Soy un poquito de cada uno y, por supuesto, mi parte propia. A lo mejor, por esa mezcla, no sé ni quién soy.

Papá, estoy perdida. Otra vez, sí. Tengo un futuro inmediato bastante encarrilado, sólo me falta que sea factible. Pero tengo miedo. Puede que no me salga bien, pero en eso consiste este juego llamado vida. Hoy apuestas por algo a sabiendas que lo puedes perder pero con la esperanza depositada en una victoria, a veces merecida y otras imposible. A menudo me toca jugar sola. Las decisiones van a mi cargo y pesan sobre mí. En las más complicadas y en las torturas más ligadas a mi interior, el único al que hago partícipe es a Guillermo. Juega a mi favor que no me conteste, así me facilita las cosas. Es un diálogo donde sólo yo tengo palabra.

Buenas noches, te quiero*

1 comentario:

karmeta dijo...

En pocas palabras:

¡Buenas noches y buena suerte!


Ya sabes (o eso espero) porque lo digo y en que contexto.