domingo, 26 de octubre de 2008

sigo el legado.-

Antes de empezar ya me excuso porque no sabré llegar a tu nivel y no te voy a poder igualar. Es la diferencia entre maestro y principiante; uno enseña y el otro aprendre pero los dos se comprenden. Tal vez sí que es una hermandad que no sé cuando fechar pero que sé que nunca se va a olvidar. Recuerdo aquella sudadera, la primera. Se convirtió en el icono suficiente para que me hablaras y no me odiaras. El primer paso raso que enseguida trajo a una mimada que inventaste, creaste y convertiste en mim. El lazo atado y trazado de ambos se remonta a un último curso sin pulso. Pero fue el detonante para conocer a dibujante y crecer juntos en este mundo inconstante. Un proceso del que me alegro y que supuso el inicio de un camino fino directo al infinito. No sé cómo describirlo porque es complicado. Sé que me entiendes. Dimos paso a momentos nuestros y prórrogas que retrasaban la marcha. Pero también discusiones, y no por las imperfecciones. La negatividad de aquel día, el descubrimiento de aquella imposibilidad y la posterior amabilidad fueron ingredientes básicos para la complicidad. Si todo esto no hubiera ocurrido, nada de esto hubiera sucedido. Creo que lo habríamos hecho mal y no existiría nada de lo actual. Prefiero recordar aquello de no es beig, es vainilla*. Recuerdo aquella tarde. Me gusta pensar en todo lo vivido y compartido, todas las horas y el tiempo invertido en hablar. No, el tiempo invertido en escribir y recibir. Si un día hubiera imaginado todo esto jamás hubiera acertado que tú y yo íbamos a estar compenetrados. A veces busco el motivo de conexión, la razón por la que nos entendemos casi a la perfección. No la encuentro, será un secreto. Mi reto, como puedes comprobar, no alcanza tu alabanza. Es un mero intento pero de agradecimiento. Y es que son varias las veces que he ensuciado las ilustraciones pero no te olvides de todo lo que hemos escrito. Pero tenemos una asignatura pendiente, atiende. Es un viaje hecho a medida como un traje. Es el del olor característico. El del motivo periodístico. Es aquel lugar perdido pero siempre recordado, controlado y amado. Y hasta que eso llegue llenaremos libretas negras de rimas donde siempre habrá un punto que une los dos protagonistas de este reto que escribimos con respeto.
Espero que sirva como respuesta al reto pese a que, esta vez, la transición de lo que bautizamos como perfección hoy sea una mezcla de la rima que mimas y de mi narración que trato con cierta devoción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Piensa que todas tus letras compensan la extensa gama de mi rima sentida e intensa. Deja de tratarte como a una ofensa, eres el futuro de la prensa y para mí una recompensa al enfado propensa.


y como no estoy muy lucido, en vez de seguir con este alarido, me despido con una canción en la que a ti te he reconocido:



Y en mi delirio arrastraré todas las cosas buenas,
hasta fundirlas en papel y hacer que den la vuelta
y enroscarte en una idea hasta verte agua.
No dibujarte.
No dibujarte.
Tal vez tratar de emborronarte.
Imaginarte hacia delante,
recuperarte en cualquier parte,
dilucidar qué es importante
lo que mi furia considera indispensable.
Y en el fragor de la batalla
poder ponerte cualquier cara
y en fin decir que esoy seguro
que el pasado no te alcanza

Anónimo dijo...

y porcierto, gracias =)

un peto s0l*