martes, 11 de noviembre de 2008

sombras.-

Una extraña sombra se cierna sobre cualquier movimiento que aprecia. No son las tinieblas que acompañan la oscuridad de la noche, y que ya son conocidas. Tampoco es el desamparo producido por la posesión de la nada. No es lo equivalente a la frustración más elevada y con la que lleva semanas viajando cogida de la mano. No es la respuesta al sin sentido producido por la existencia en un mundo al que a veces le falta lógica. Esta vez es nueva. No tiene procedencia a la que adscribirse; ni siquiera tiene antecedentes. Pero es conocida. Tiene un aire lúgubre, que no muerto. Su aroma es como el de un metal y tiene un gusto amargo. Mantiene conexión con todo pero es independiente. Aunque el peso que supone sostener esta extraña sombra es mucho peor que las anteriores. Es la correlación de acciones que no llegan a ningún sitio, que no obtienen recompensa. Es el empeño en todo aquello que no obtiene fruto alguno. Es el desgaste moral que agota el cuerpo pero que daña la mente. Es el suspiro eterno y lánguido que penetra en el cuerpo para destrozar la cabeza. Te recuerda todo lo que anhelas pero que no consigues.

Esta extraña sombra empieza a entonarse y a descubrirse. Es aquello que para algunos será sólo una mala época. En realidad, esta sombra es un lastre que, para otros muchos, es como la propia sombra. Por lo que nunca te puedes deshacer de ella. Quién no querría ser Peter Pan en este momento. Y acabar en una casa de algún país remoto. Entrando por la ventana y corriendo tras la sombra. Tras la sombra del pesimismo. En cambio, a diferencia de Peter Pan, no intentaríamos conseguirla otra vez, sino embarcarla en un bote dirección a algún lejano lugar.

Cuando todo queda inmerso en la luz tenebrosa de la negatividad, la frustración queda al margen y el sin sentido es un acto secundario. El suspiro es la materialización de la esencia interna de un sentimiento deplorable.

Cuando una época se convierte en un modo de vida*

1 comentario:

Anónimo dijo...

el admirador nunca falla.


La extraña sombra la intuía de lejos alguien que comenzaba a echar de menos el ver el azul imperfecto. Olía que existía esa sombra pero no acababa de verla por motivos paranoicos.
Al verla supo que era un simple bache. Una sombra inmersa en luz tenebrosa, sí, pero todos sabíamos que la 0scuridad* no siempre era mala, y en este caso solo hacía falta encontrar el lado positivo o el mero final de lo que no se sabía que ocurría.



head up Peter Pan!