sábado, 1 de noviembre de 2008

sin regreso.-

Encontrarte es partir sin equipaje. Es aquel viaje a ninguna parte con el que tantas veces he soñado. Pero que, al fin, algún día, me lleva a ti. Pero este camino no existe. Ir a buscarte es partir con la desilusión amarrada a la espalda y caminar chutando la frustación cual piedra en lugar erróneo. Es deambular por la calles, errar por los callejones, perderme por los parques y avanzar en círculos. Siquiera sé dónde estás. Sé que ya no existes, pero necesito saber que puedo encontrarte en algún sitio. Y no me vale cualquier rincón porque no es cierto. Es el único viaje que no tiene billete de regreso. Es el último viaje de todos y al que nadie se puede resistir. Pensarlo me produce escalofríos. Papá, son varias las veces que te lo he dicho... partiste demasiado temprano.

El mundo que dejaste se está transformando. Se torna un lugar horrible. Las sombras ya no son imaginaciones sino que aún cuando no hay sol existen. Tienen formas, a veces conocidas y otras que seguro que se darán a conocer. Las noches se vuelven más frías que nunca. La oscuridad se desliza por cualquier grieta para posarse en horas inimaginables. La luz del día ha dejado de ir en función del sol. Y lo más grave es que existe un algo que se cierna sobre mí. Pero puedes estar tranquilo porque sé cómo deshacerme de ese algo. Pero para vencerlo necesito saber algo de ti.

Hagamos un pacto. Pero tipo aquellos que no se escriben pero se firman. Tengamos un lugar sólo para nosotros. Abierto las 24 horas del día. Allí donde pueda escabullirme en cualquier momento. Que te siente cerca, que todo parezca mejor. Estoy pensando. Seguro que este lugar existe y más de una vez me lo has mostrado, pero nunca he sido capaz de encontrarle la esencia pertinente. Ya está. Lo he encontrado. Ya sabía yo que me habías llevado allí. Sólo te aviso que a partir de hoy tendrás más trabajo. Te iré a ver muy a menudo.

Hasta pronto, papá*

1 comentario:

Anónimo dijo...

tienes un mail en tu dirección de gmail. Jordi