martes, 10 de marzo de 2009

extraoficiales.-

Llevo un rato pensando qué somos. A veces pienso que dos niñatas. En otras ocasiones que somos la versión femenina de Zipi y Zape. Durante algunos instantes, incluso, he llegado a pensar que no somos nadie. Sencillamente unas chicas cualquiera. Pero tengo una corazonada y somos más que eso. ¿Preparada? Pues sigue leyendo. Tras casi cuatro años, tengo claro que la historia empezó, simple y llanamente, por casualidad. Por el contrario, todo lo que ha llenado estos 44 meses no ha sido coincidencia. Ambas hemos querido construir algo. Lejos quedan las salidas con Apolo y las mañanas visigodas. Atrás los palacios de Barcelona y horribles trabajos. Entrevistas por Ciutat Vella e historias para la radio. Sin embargo, presente está la última mesa del bar. Los cafés fugitivos de Starbucks y encontrarnos a las ocho de la mañana. Perenne nuestras guerras con la universidad en sí y, por difícil que parezca, nunca entre nosotras. Los exámenes a dúo y los abrazos antes de algunos. Motes universitarios durante cuatro años y momentos de desfase total. Karaokes Disney, habladuría en inglés y comentarios inoportunos. Estos últimos, sobre todo por mi parte.

Y, sobrellevando anécdotas y recordando momentos, nos hemos hecho mayores. Y no te hablo de arrugas, ni de madurez. Me refiero a los cuatro años que ya hemos pasado. A las primeras decepciones como periodistas y a los primeros encantos de la profesión. Hablo de las mismas sensaciones vividas en los mismos sitios. De la impotencia que surge por tener que decir adiós y de la motivación al pensar en un próximo hola. De las casualidades que han determinado situaciones imborrables. De descubrir que a lo mejor no servimos para esto pero que, a su vez, queremos demostrar que lo podemos conseguir. De proyectos comunes. De emociones que nadie ha entendido y, nosotras, siendo tan diferentes, hemos sentido. De los silencios largos pero perfectos. De los momentos en que no hemos creído en nosotras pero, finalmente, lo hemos conseguido.

No traduzco cuatro años en cuatro párrafos. Eso sería imposible. Simplemente plasmo una mínima parte de lo que ha significado todo esto para mí. Septiembre ya empezó siendo el preludio de un final anunciado. Julio. Y ahora, marzo, todo empieza a asustarme. El final se acerca. Hoy, mientras estaba sentada con una bata negra escuchando a un hombre que me obligaba a sonreír, sólo he pensado en una cosa. Que, por mucho que haya renegado, me alegro de la elección que tomé. Sí, seguro que fue casualidad que acabáramos en la misma universidad, el mismo día y en la misma carrera. Pero nada de lo que ha venido después ha sido casualidad. Creo que tú y yo hemos hecho mucho para construir, a veces, castillos en el aire y, otras, sobre tierra firme.

De fondo, suenan canciones. Y por mi mente pasean escenas inmejorables. Hamacas verdes. Noches de pitu. Gino’s para dos. Un piso de Gracia para tres. Las más breves palabras. Una palabra en la arena. Conversaciones en el baño. Paseos por la capital. Besos en la frente. Mensajes que se escriben para no ser contestados. Letras que reflejan un hoy. Un sinfín de casualidades. Sonrisas. Y lloros. Miradas que hablan por sí solas. Y así podría continuar y llenar 44 páginas. Somos… somos diferentes. Somos, somos el Principito que un día se fue de viaje.


De momento, extraoficiales*

1 comentario:

karmeta dijo...

Y en el momento en que es difícil conciliar el sueño,llegan escritos que te hacen soñar y sobre todo, viajar por el tiempo.

Vaya sorpresa mariah, ufff.. podría decir tantas cosas y tan pocas se me ocurren para añadir que tan solo sé que en pocos meses se acabó todo esto y empezará un viaje lleno de sorpresas.

el día de hoy no ha estado tan mal, y todo gracias a nuestro proyecto que un día hace 4 años empezó: j0urnis