miércoles, 6 de mayo de 2009

La historia, en clave azulgrana, perfecta.-

Muchos viven buscando la perfección. Otros, mueren sin haberla conocido. Y, algunos, creemos que la perfección absoluta no existe pero sí destellos de ella. Días para enmarcar porque todo ha sido, valga la redundancia, perfecto. O momentos que por sí solos no destacan pero que son la coronación de, no podía ser de otra manera, la perfección. Y hoy, un estadio de futbol ha sido testimonio de la perfección. Toda ella en clave azulgrana, como dijo un viajero que paseó por Chelsea. Los números y las estadísticas siempre traicionan. No se borran de la memoria de nadie y destrozan a los que creen que los números están para romperlos. Hoy parecía difícil, por no decir imposible. Pero un pequeño diez ya hizo suya la frase de que nada es imposible. Será cierto.

Esto es un breve detalle. Pasará inadvertido e, incluso, será insignificante. Pero, me apetece. Es el agradecimiento a un colectivo. Por el trabajo, por la perseverancia, por los momentos que gracias a él he vivido, por las locuras que he pensado hacer, por las que, por suerte, no he hecho. Esta noche ha sido la constatación de que la perfección existe. Y sigue sin tener nombre y apellido. Es la sensación. La culminación de un esfuerzo tras otro. Es el abrazo en medio de la alfombra verde del hombre del traje negro y la pulga amarilla. Es el único disparo entre los tres palos de más de una decena de intentos. Es la compensación a la humildad trabajada desde el primer día.

Derrotas, pocas. Acostumbrados a ganar. Pero llegó un día en que la victoria no se pudo conseguir. Y el mismo hombre del traje negro que anteriormente abrazaba, en aquel momento, hablaba. No hay reproches. No paré atención. Por suerte, por aquel entonces compartía silla con el mismo viajero del primer párrafo. Y destacó la frase. Y desde entonces, en varias ocasiones, he recordado el momento. Y, a veces, es exactamente eso. No reprochar. Por eso, por todo lo que ha impartido hasta ahora, felicito al hombre del traje negro. Por aquella tarde en una rueda de prensa cuando dijo, y repitió, que no había reproches. Creía en sus hombres.

Alguna que otra mente maravillosa me ha dicho varias veces que al fin todos obtienen su recompensa. Este hombre de negro ya la ha conseguido. La mayoría creerá que nada ha valido la pena si al final no se consigue un trozo de metal con grandes orejas. No importa. Hay unos hombres que esta noche han conocido la gloria. Uno, vestido de negro. Otros, de amarillo. Alguien tildó una vez, años atrás, que Stamford Bridge se había convertido en un teatro. Tras la muerte de Molière, el amarillo se convirtió en el enemigo público número uno del teatro. Esta noche, el amarillo también ha sido el eterno enemigo del teatro inglés.

Cuaja de periodista*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Her0e* del partido? los abrazos. Goleador de la noche? el 8*. Momento del partido? el salto mundial en el minuto 93. Locutor y conexion en directo? desde el telefono, con una fina voz a resfriado.




el hombre de negro es el padre de los niños de amarillo

karmeta dijo...

Me encanta llegar a casa a la hora que sea, encender el ordenador y leerte... pero mejor aún es poder recibir una explicación de su significado frente a unos cafés...

Me encanta*