miércoles, 23 de abril de 2008

cartas que nunca llegan.-

Hoy me han preguntado si echaba de menos que me regalaran una rosa. La respuesta, óbvia, ha sido sí. Yo, consciente de que hablamos de rosas diferentes, y de personas muy distintas, he seguido la conversacion. Me han dicho que no me preocupara, que seguro que otro me regalaría una rosa. Pero yo no estaba hablando de uno o de otro. Estaba hablando de ti. De las rosas paternas que hace años que ya no recibo. De las mañanas de 23 que me levantaba, me dabas un beso y me decías que tú siempre me querrías y siempre estarías aquí para regalarme una rosa. Tal día como hoy, me acuerdo de los paseos entre libros, mientras te escuchaba embobada hablar de las nuevas joyas y los nuevos placeres. De los consejos que me dabas sobre los mejores autores. Por eso, cuando hoy me han preguntado si echaba de menos que me regalaran una rosa, he dicho que sí. Pensando en ti, en nuestros días 23.

Hoy, sin embargo, he tenido un bonito 23. No es que lo haya tenido, es que dos personas lo han conseguido. Por la mañana, he intentado no pensar mucho en el día, pero Sant Jordi se respira en todas las esquinas. Cuando he llegado a la universidad, estaba tomando el sol en las escaleras exteriores y ha llegado un chico. Ha vuelto a entrar y, cuando ha salido, me ha regalado una rosa. No me lo podía creer. Parecerá una tontería, pero me ha gustado que tuviera este detalle. La segunda parte de mi Sant Jordi tiene a Mireia como protagonista. Me ha regalado el libro que escribí. El cuento.

¿Crees que esto es normal? Hace años que no te cuento nada, sólo te escribo. Por eso, cada día que paso sin ti, tengo más claro que algún día tú serás el protagonista de mi cuento. Escribiré tu historia, nuestra historia. Y el mundo conocerá una de las más bellas historias. No porque tú y yo seamos los protagonistas, sino porque siempre hemos estado muy unidos. Un vínculo único que no he tenido con nadie... y que nunca tendré. Algún día, un 23 nacerá un libro que sera una parte de mi ser. Seguramente, la parte que más quiero de mi ser; aquella que heredé íntegramente de ti y que moldeé teniéndote a ti como ejemplo.

Soy la caricatura de lo que un día fue la perfección*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Avui he vist el teu primer conte... i no dubto, gens ni mica, que aquest futur conte del que parles serà = o millor (si es pot)
Les històries que teniu tu i les roses és algo preciós.




per cert de la última frase avui diré: no saps lo perfecte que són les imperfeccions? ;)

karmeta dijo...

Me alegro que fuera un bonito día para recordar.

Te lo mereces.