viernes, 11 de abril de 2008

dibujante.-

Nunca pensé que la mejor conversación que tú y yo íbamos a mantener fuera a través de un mundo virtual. Sin vernos, ha sido la manera de sentirnos más cerca y de mostrarnos tal y como somos. Yo, huyendo de metáforas y utilizando a un alguien que a veces tú querías descubrir. Tú, huyendo de tu propio yo y ayudándote de rimas. Pero siempre, y sólo, tú y yo. No obstante, orgullosos de comentarios anónimos. A lo mejor no me creerás, pero hoy iba a escribir sobre ti, sobre mí. Por enésima vez. Pocas veces de manera completa pero, han sido muchas las ocasiones en qué, entre las palabras arrancadas de mi más dolido interior, has encontrado aquellas que iban dirigidas a ti. Hoy, mientras llevaba a cabo el placer de la lectura, rememoraba aquel escrito, detonante de todo. ¿Te acuerdas? Llevaba por título extraña y acababa con un no es beig, es vainilla*. Estoy convencida de que allí empezó todo. Un idilio perfectamente escrito y aún mejor dibujado. Una compenetración perfecta, inexistente a los ojos del mundo, y necesaria para la supervivencia de los nuestros. Han habido noches en qué el sentimiento ha distorsionado la realidad, y descifrar las palabras ha sido una tarea complicada. Pero creo que siempre hemos seguido el hilo argumental. He conocido, a través de tu puño y letra, a una musa de esencia conocida. He leído el relevo. He releído aquellos textos que te han mostrado tal y como eres, por mucho que lo quieras esconder. Tú has conocido a un villano, a quien yo nunca etiqueté como tal. Has leído el t'estimo más sincero que durante años he pronunciado. Has corroborado que los superhéroes sólo existen en los cómics, pero yo tuve la suerte de tener un héroe como papá. Nunca hemos hablado en persona de lo que escribimos. Por eso, esta es la conversación que más me agrada. Si miras hacia atrás, date cuenta de que llevamos meses dialogando. Aunque, quien dice dialogando dice escribiéndonos. Hablar no es lo nuestro; escribir, una pasión. Hasta hace poco, totalmente desconocida para mí, pero me alegro de haber conocido esta faceta tuya.

No me hables, sólo escríbeme*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor de todo es que cuando nos callamos y nos escribimos siempre hay cosas que decirnos, y todas sentidas.



Que fàcil es comentar-te alguns textos i que difícil fer-ho en els casos que em quedo de pedra i només voldria que dir-te 100 vegades gràcies...

Saps lo mes raro?que tot i escriure'ns textos per nosaltres no se quantes vegades, quan volem tornar-ho a fer sempre hi ha paraules noves, "nostres" i perfectes a dir-nos

un petonet superheroi mim