jueves, 1 de mayo de 2008

días cero.-

Otro día cero, papá. Otro día en qué me despierto y te imagino, te pienso y te hablo; y es que sigo sin tenerte. No sabes cuánto te echo de menos. En realidad, no lo sabes ni tú ni nadie. Es algo que llevo muy dentro. Creo que, definitivamente, estoy rota por dentro. Ha sido mucho lo que nos han robado, lo que no nos han permitido vivir juntos. Tengo algo en mi interior que merodea a sus anchas por todo mi cuerpo. Es el responsable de que muy a menudo llore, de que tenga ganas de hablar de ti o de que no pueda dejar de pensar en ti y en todo lo que he vivido contigo. Es el responsable de que cuando paseo por la calle, mire a todos los padres e hijas con los que me cruzo. Intento descubrir qué es.

Y hoy, mientras miraba una película, me he dado cuenta de que lo que merodea en mi interior eres tú. Lo he reconocido cuando la protagonista de la película le susurraba a su hija que alguien vive para siempre si hay otra persona que la lleve consigo. Claro papá. Eres tú. Jamás te he olvidado y como no te puedo tener, te siento. Formas parte de mí. Mientras oía esas palabras, las lágrimas han empezado a brotar y una leve sonrisa se ha empezado a dibujar en mi cara. Y entonces, he cerrado los ojos y he viajado a través del tiempo y del espacio hasta llegar a una tarde de hace muchos años. Tú y yo paseando por el Retiro madrileño. Aquella tarde, me dijiste que nada nos robaría esos momentos. Creo que ha sido una de las pocas veces en que te has equivocado.

Y sigo contando tus días cero. Sigo sumando. Y cada vez, un desgarro me sacude el cuerpo. Muchos imaginan que el dolor sólo existe un día, o los primeros... Están muy equivocados. El dolor del primer día no tiene nada que ver con el de cuatro años después. Es mucho más duro el segundo. El darte cuenta de que vas creciendo pero que tú no estás cerca para verlo; simplemente, no estás; es lo que más duele. Hace tanto tiempo que no te hablo... sólo te escribo.

Dulces sueños papá*

1 comentario:

karmeta dijo...

Estoy completamente segura de que tú vas a llevarle contigo siempre.

Me alegro que la hayas visto la película...


No cambies nunca!