sábado, 28 de marzo de 2009

grandes historias que se leen.-

Existe un arte que, particularmente, creo que son pocos los que saben disfrutar de él. Se trata del placer de la lectura. Créanme. A veces traspasa los límites del mero encanto para convertirse en un vicio. Por suerte, de los que no son nocivos. Es la inmersión en un mundo irreal dibujado por alguien con mucho, o demasiado, talento. Es la capacidad de creer que otra realidad es posible y que algunos personajes se pueden extrapolar al mundo de cada uno. Pero también es el inconveniente de leer historias que sólo son eso, historias. No tienen nada de real, pero los lectores querrían que no fueran sólo las palabras de algún libro. Con mucha razón, un poeta británico sentenció que algunos libros son inmerecidamente olvidados pero ninguno es inmerecidamente recordado. Es entre medio de decenas, o cientos, o incluso miles de páginas, que descubres el valor de la palabra. La perfección está narrada. Desapercibida para muchos, demasiados libros poseen frases dignas de recordar. Dicen que un recuerdo es algo que se tiene. A lo mejor, por esa razón, algunos fragmentos de libros son impasiblemente escritos en las mentes de algunos lectores… empedernidos. Sobre todo si son finales. No obstante, los amantes de las letras aborrecen los desenlaces. Se zanja una historia, un ciclo o un mundo entero. Pero en las últimas líneas, los grandes autores son capaces de recoger toda la esencia difundida. Por eso, algunos finales merecen no llegar nunca y, los que llegan, no olvidarlos.

Oyó el sonido de unos pies deslizándose por la roca blanca.
La ráfaga remitió con la misma prontitud con que había empezado, pero Mertin y Caris siguieron fundidos en un abrazo, encaramados a la cima del mundo, durante largo tiempo.
“Eres una idiota deplorable”- se dijo en voz alta.
¿Será posible que de esta bacanal de la muerte, que también de esta abominable fiebre sin medida que incendia el cielo lluvioso del crepúsculo, surja alguna vez el amor?
¡Y ninguna persona mayor comprenderá jamás que tenga tanta importancia!
No sóc ningú per demanar-t’ho, però et prego una cosa: no deixis mai de somriure, amic meu.
-Sí, te lo prometo… Amor.

Solo existe algo mejor que leer; que alguien te lea el fragmento de un libro, pero sólo para ti.

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